miércoles, 13 de febrero de 2008

El sombrero de tres picos


Planteamiento:
En la ciudad *** había un molino con un molinero, Lucas y su mujer, la Seña Frasquita. Acudía mucha gente importante como el obispo con su familia, el corregidor, etc. y todos los que pasaban por allí, se admiraban por la belleza de la Señá Frasquita.
Nudo:
Una tarde el corregidor va a ver a la molinera y habla con ella preguntándole que si él le atraía... Mas tarde llega a la ciudad y el corregidor manda a Toñuelo para que engañe al molinero a pasar la noche en el ayuntamiento y así él poder pasar la noche con la molinera.
Toñuelo le dice a que tenía que ir a casa del alcalde urgentemente y cogen un burro y se van, y Frasquita se queda sola. El alcalde le dice a Lucas que se quede en su casa a dormir, pero Lucas, que sospecha lo que pasa, se las ingenia para escaparse con una burra y volvió al molino, en el camino se pone triste y desconfía de su mujer. Frasquita oye voces de auxilio del Corregidor y le deja pasar a su casa para que secase sus ropas que estaban empapadas. Seguidamente, el Corregidor se desmayó y Frasquita le acostó en su cama sin ropa.
Cuando Lucas llega al molino, ve que la puerta estaba abierta, entra y ve las ropas del corregidor secándose en la lumbre y piensa que su mujer le ha engañado, le ve a él acostado pero a su mujer no. Se pone la ropa del corregidor y va en busca de Mercedes (la señora del Corregidor) y se hace pasar por el Corregidor, como venganza.
Frasquita avisa a Garduña de que el Corregidor está enfermo y va en busca de su marido a la cuidad. El Corregidor ordena a Garduña que detenga a Frasquita porque ésta iría a avisar a su mujer.
Frasquita llega a la casa del alcalde y exige ver a su marido, creyendo que está durmiendo abajo. Al ver que no está, van al molino para aclarar las cosas.
Garduña va a la casa del Corregidor para ver si está allí la señora Frasquita, pero los criados le dicen que no y éste les ordena que no dejen entrar a nadie y, seguidamente, se va al molino. Mientras tanto, Lucas (disfrazado de corregidor) penetra en la casa del Corregidor.
Desenlace:
Llegan al molino la Señá, Toñuelo y el alcalde. En medio de toda la confusión, entre todos llegan a la conclusión de que Lucas estaría en la casa del Corregidor.
Cuando llegaron a la casa del Corregidor, la ama de llaves dudó de abrirlos porque creía que el que estaba en su casa era su marido, pero en verdad era Lucas. Al final les abre, después de que salieran los criados a defenderla, y hablan todos en el salón. Los dos matrimonios discuten. Mercedes explica a Frasquita que entre Lucas y ella no había pasado nada, ya que Lucas la contó todo y decidieron seguir con el plan para pillar al Corregidor y, finalmente, Frasquita perdonó a Lucas y se van de viaje a Solan de Cabras para ver si tenían hijos Mercedes se fue a un convento a cuidar a sus hijos. El Corregidor murió en la cárcel y el alcalde, abogados, alguaciles, obispos... murieron en la guerra contra Napoleón. Lucas y Frasquita no tuvieron hijos, pero pasaron el resto de su vida muy felices.

Zalacain el aventurero


RESUMEN: Zalacaín el Aventurero
Es la historia de Martín Zalacaín, un joven vasco natural de Urbía, un ejemplo de héroe rural encumbrado por su forma de vivir y su singular persona.
Pronto quedó huérfano de padre y después también de madre. Fue educado de una manera especial por su tío abuelo, Miguel de Tellagorri, que se encargó de él y de su hermana Ignacia a la extraña muerte de su madre tras un espectáculo de titiriteros, en el que conoció a Linda, una joven que se volvería a cruzar más tarde en su vida.
Al tiempo, el viejo Tellagorri caería enfermo, y a su muerte, Martín hubo de encargarse de su hermana, a la que dejaría a cargo de Dña. Águeda, de los Ohando. Martín era odiado por su hijo, Carlos Ohando, y mantenía noviazgo con su hija Catalina.
Más tarde, Ignacia se casaría con Bautista, un amigo de Martín, y se iría a vivir con éste a Zaro, un pueblecito vascofrancés.
No mucho después, daría comienzo la última guerra carlista, pero Martín, Bautista Urbide y otro colega, Capistun, continuarían con su negocio de contrabando a través de la frontera francesa y la española. En una de sus expediciones fueron sorprendidos en el monte por una fuerte tempestad que les obligó a refugiarse. Al amanecer, unos disparos desde el cercano pueblo de Vera, llamaron su atención. Martín y Bautista descendieron hasta el pueblo, donde fueron incluidos a la fuerza en la partida del Cura. Estuvieron unos días en una posada hasta que la partida se encaminó a detener una diligencia. Después de parada ésta y los ocupantes apresados, Martín, Bautista, un tal José, un francés, una joven y su madre huyeron en la confusión. Martín fue herido pero todos consiguieron llegar al pueblo de Hernani con ayuda de una compañía. La Srta. Rosa Briones, a la que había salvado y de la que guardaría gratos recuerdos, se ocupó de él.
Tiempo después, en Socoa, Martín aceptaría el peligroso trabajo de conseguir que unas letras fuesen firmadas por importantes militares carlistas y por el propio Carlos, dado el elevado sueldo y su falta de compromiso con nada. A pesar de todo, Bautista decide acompañarle.
Por las primeras villas que pasan logran las firmas sin más dificultades pero sería en Estella donde la empresa se complicaría, y donde volvería a encontrarse con Carlos Ohando y el periodista francés que había compartido huida con él en Hernani; la providencia haría que estos dos personajes coincidieron innumerables veces. Así todo, Martín conseguiría las cartas firmadas, pero dormiría un día en la cárcel de la cual acaba escapándose y además, saca a Catalina del convento donde la habían recluido. Al final, huirían los tres, Catalina, Martín y Bautista en una diligencia, librándose de varios perseguidores hasta llegar a Logroño.
En Logroño, entraron en el cuartel. Gracias al uniforme de general del que Martín se había apropiado y a su amistad con la familia Briones (el padre era capitán) son dejados en libertad y Martín invitado por el capitán a comer.
De la casa de los Briones no salió hasta entrada la noche y recorrió todos los albergues en busca del resto del grupo y con especial atención a Catalina. Poco después es invitado también por la joven Linda, que había conocido tiempo atrás y de la cual no se libraría en unos días, tras lo cual daría con Bautista, en Logroño buscándole.
Catalina se encontraba en Zaro y tras perdonar a Martín se celebró su boda. Poco después la guerra se daba por acabada.
Un día Catalina y Martín, de viaje cerca de la frontera, pararon en una posada donde se encontraron de nuevo con el extranjero y más tarde con Carlos Ohando y un amigo, el Cacho. Éste indignado por los actos de su hermana entra en pelea con Martín y cuando el primero estaba ya vencido, el Cacho dispara a Martín, que muere casi en el acto.